jueves, 12 de septiembre de 2019

Kuldip ‎1965 – Mi Destino Al Viento






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Kuldip Singh, nació en el Valle de Cachemira. De pequeño ha estado viajando por todo el mundo junto a su padre que era un importante abogado. Desde muy joven tuvo vocación por la música, especialmente su pasión era cantar.

Curiosamente fue Groucho Marx quien le introdujo en el mundo de la música. Por aquel entonces el hermano Marx, presentaba un concurso de televisión al que Kuldip acude como concursante. En este concurso le pidieron que cante y tuvo un éxito inesperado y desde ese momento todos se interesan por el joven cantante. Continuó apareciendo en otros programas y consiguiendo un aclamado público.

En 1964 decide venir a España, un lugar donde poder pasar desapercibido, para continuar con sus estudios universitarios, aunque al final acabará firmando un contrato con Hispavox. La trayectoria del cantante indio Kuldip se materializa en algo más de una decena de discos. Vino a España en 1964 y a los pocos años desapareció, no supimos nada de él, aunque algo podemos intuir si es verdad que su padre siguió empecinado en que acabara los estudios de Medicina. Alternó, parece ser, la universidad con la música,

En España se hizo muy famoso en los años del inicio del pop y con varias compañía tras el nuevo fenómeno de la música «moderna». Grabó catorce temas entre 1965 y 1967, donde destaca el twist «Alí Babá» o una oda al barbarismo con «El Salvaje», pero se hizo célebre como intérprete de éxitos como «Ojos de España» de Al Martino, así como una horrible canción patriótica que grabó originalmente un antiguo sargento estadounidense titulada «Balada de las boinas verdes». Fue fotografiado junto a su antigua amiga Rocío Dúrcal. 

Su aparición estelar en el programa musical Nosotros, con sus penetrantes ojos y rodeado de hinduismo pop, lo lanza a la fama. En 1969, la prensa española lo tacha de fraude. Su pasado mítico no se lo cree nadie. Se cambia de nombre para reinventar su carrera, pero resulta un fiasco. Su single, comercializado con el nuevo nombre de Grant Morgan, es mediocre y todos saben que se trata de Kuldip: «Lo único que continúa teniendo es cara dura», dice un periódico. Su rastro se pierde a comienzos de los setenta, pero Germán Coppini lo rescató para su primer disco ya en solitario y que tituló en su honor El Ladrón de Bagdad, que curiosamente editó Hispavox, la misma compañía que lanzó a Kuldip.

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