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Gracia de Triana, era una mujer algo ruda de modales, pero con un timbre de voz, y una garganta realmente prodigiosa, dominaba con gran habilidad y maestría todos los cantes. A Gracia se le conocía por el apodo de "La Calentito", este apodo le venía de herencia por parte de su padre, el público pensaba que el padre había tenido una "calentería", puesto de (churros), pero la realidad era otra bien distinta.
Su padre trabajada en unos tejares, era un hombre más bien tranquilo, sin prisas, parecía sacado de una obra de los Hermanos Álvarez Quintero, era tanta su calma, que sus compañeros de trabajo, les preguntaban, ¡José! ¿cuándo vas a comenzar a trabajar? y él les respondía, ¡tranquilos! voy a ver si se me pone el cuerpo algo ¡calentito!, tantas veces ocurrió esta situación, que fue el motivo de aquel sobrenombre.
Gracia de Triana se hizo popular con aquella canción por serranas: Ovejitas blancas, de Perelló, Palma y Monreal, que interpretó en la película Castañuela, y que el público tarareaba con mucho cariño.
Con esa voz cálida y sensual, con tez morena y el pelo negro, recogido en un clásico moño andaluz, y luciendo la no menos clásica peineta; con un estilo personal, aunque recordando a veces, el cante de Pepe Marchena, especialmente los fandangos.
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