domingo, 30 de junio de 2013

Joselito... Hoy






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José Jiménez Fernández, conocido artísticamente como Joselito, apodado "El Pequeño Ruiseñor", nació el 11 de febrero de 1943 en Beas de Segura (Jaén), aunque después se trasladó con su familia a Utiel (Valencia). Cantante español de copla y actor de cine. Joselito se puso de moda a finales de los años 50 por su gran voz y por las películas de éxito que protagonizó. Sus discos se escuchaban diariamente por la radio y sus películas eran cartel de los principales cines, tenían un éxito clamoroso y el lleno estaba garantizado. 

Películas con títulos como El pequeño ruiseñor (1956) y Saeta de ruiseñor (1957), permanecen aún hoy todavía, en la memoria de aquellos críos actualmente sexagenarios.

Este diminuto cantante y actor descubierto por Luis Mariano y Antonio del Amo, con retraso en su crecimiento, hizo su primera película en 1956 titulada El pequeño ruiseñor, que luego fue su apodo. Figuraba en ella como que tenía 9 años cuando en realidad eran 13. Nacido en 1943 en un pueblito de la provincia de Jaén, aunque después vivió en Utiel (Valencia).

Se convirtió en un auténtico ídolo de masas y un ejemplo a seguir por los demás niños de España, por los personajes tiernos que interpretaba en sus películas y por la sonoridad de su voz que tenía un timbre especial, de registros muy altos. Canciones como “Campanera”, “Clavelitos”, “Doce cascabeles”, cantadas por él se hicieron muy populares.

Durante mucho tiempo, se comentó, que para retrasar su crecimiento y que no le cambiara la voz, se le administraba una dieta controlada de hormonas. Hizo más películas de éxito como “El ruiseñor de las cumbres” (1958), “Escucha mi canción” y “El pequeño coronel” (1959). A comienzos de los años 60 se trasladó a Hispanoamérica. En México era reconocido como un ídolo y gozaba de una gran fama. Cosechó triunfos y protagonizó posteriormente algunas películas que no tuvieron la aceptación de las de su primera época.

Joselito en la actualidad
A su vuelta a España, a mediados de los años 60, le había cambiado el físico y la voz y también los gustos de su público, por lo que decidió alejarse de los escenarios y de las cámaras. Durante tres décadas permaneció en el más absoluto de los silencios y ya adulto, como empresario, se dedicó a actividades artísticas y de restauración. 

Esporádicamente actuó en algún festival benéfico y fue invitado a tertulias de televisión donde, siempre se le preguntaba, si había sido un niño explotado de su época, si había sido soldado mercenario en el Congo y si había estado en la cárcel por tráfico de drogas.