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Carmen Flores, nacida Carmen Pereira, en Almendralejo (Badajoz) que abandonó pronto su ciudad natal para iniciarse en el cante y baile en Sevilla, desde donde dio el salto a Barcelona para llegar a Madrid tras hacer las Américas.
Carmen Flores abandonó los escenarios tras la guerra civil, y pasó a regentar una pensión en la madrileña calle Jiménez de Quesada, donde murió en 1969 a los 80 años.
Según destaca García Carretero, se trata de una figura apasionante, tanto por la altura que alcanzó en su vida artística (hasta convertirse en una de las reinas de la época dorada del cuplé) como por su agitada vida sentimental.
En este último aspecto, el tenor y escritor fuentecanteño destaca que la película La Violetera (protagonizada por Sara Montiel y basada en una canción de la propia Carmen Flores) sustenta gran parte de su argumento en la vida de la cupletista extremeña, que fue amante de Enrique de Borbón, primo del rey Alfonso XIII, y también, según aseguran las crónicas, del muley Haffid, exsultán de Marruecos.
Carmen Flores fue, sin duda alguna, una de las figuras más insignes de ese género teatral que se llamó "ínfimo" pero que, gracias a mujeres como ella, alcanzó cotas impensables para una variante del teatro musical que nació como entretenimiento pasajero dedicado en exclusividad a los hombres, que encontraban en los locales donde se llevaban a cabo los espectáculos la válvula de escape para desahogar sus instintos más reprensibles.
Cuando Carmen Flores, proveniente del género lírico, debutó en las variedades, el cuplé ya estaba dignificado por la incorporación al género de artistas tan importantes como Fornarina, La Goya, Pastora Imperio, Raquel Meller, Amalia Molina, o Bella Chelito, con las que pudo tratarse de igual a igual puesto que desde el momento mismo de su debut consiguió un éxito extraordinario y el favor del público más exigente.
Emilio García Carretero nos relata en "Carmen Flores, extremeña castiza y Reina de las Plumas", la apasionante vida de esta mujer nacida en la ciudad pacense de Almendralejo, pero considerada por su castiza chulapería como madrileña de cuna, por unos o, debido a su gracia retrechera, sevillana de pura cepa.
Los grandes triunfos de la artista, y las penas y alegrías de una mujer irrepetible, son narrados con habilidad por García Carretero, que nos hace, al mismo tiempo, un fiel retrato de aquellos maravillosos "tiempos del cuplé" en los que Carmen Flores fue "reina" indiscutible.
'Carmen Flores, extremeña, castiza y reina de las plumas'.
