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Perteneció Paquita Rico al triunvirato de las denominadas "folclóricas", que integraba junto a Lola Flores y Carmen Sevilla. Cada una con su personalísimo arte. En el caso que nos ocupa, debía su popularidad al cine donde, en buena parte de sus películas interpretaba coplas andaluzas. Sobre todo desde que protagonizara la más conocida de sus ellas, infinidad de veces emitida por televisión: ¿Dónde vas Alfonso XII?, donde formó una atractiva pareja con el galán valenciano Vicente Parra.
Fue también primera figura de aquellos espectáculos de variedades, cara al público, naturalmente. Intervino asimismo en algunas obras teatrales de corte clásico y dramático, con excelentes críticas. Y con respecto a otras artistas del mismo género musical, sorprendentemente no reunió demasiadas grabaciones discográficas. De las bandas sonoras de sus películas no se llevaron al disco buena parte de las coplas que interpretó. Sólo se editaron en vinilo, si acaso, la mitad de ellas, recuperándose en Cds.
Francisca Rico Martínez vino al mundo en el sevillano barrio de Triana el 13 de octubre de 1929. A punto estaba, por tanto, de alcanzar los ochenta y ocho años. De una familia de cuatro hermanos en un modesto hogar en el que el padre trabajaba vendiendo por las calles marisco: camarones y bocas de la Isla en una canastilla cubierta con paños blancos llevada al brazo. La madre levaba y planchaba en algunas casas. Con esa humilde economía a Paquita no le quedó más remedio que ponerse con diez años a trabajar de niñera, cuidando niños de su vecindad. Claro que en cuanto escuchaba las notas de algún pianillo se ponía a cantar y a bailar, tras dejar al bebé en brazos de otra vecina para que siguiera acurrucado. Animaba algunos bautizos.
Y, como su sueño de adolescente fue siempre parecerse a Estrellita Castro u otras artistas de relieve, fue a la academia de Adelita Domingo, para que la instruyera en sus primeras lecciones de canto y baile, pagándole diez pesetas semanales, que obtenía a su vez como aprendiza en una peluquería. Sus pasos siguientes la encaminaron a la radio, a uno de los habituales programas para noveles, donde la anunciaron como La Trianera de Bronce, lo que no le hizo gracia alguna a su padre, recriminándole que si es que sentía vergüenza para ser conocida como Paquita Rico. Y para no contrariar a su progenitor, así sería llamada para los restos.
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