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Nacida en Madrid, en 1928, Pacita Tomás recibe el galardón otorgado a la Danza junto a Nacho Duato, en la gala anual de premios de la Fundación Aisge. Esta entidad de la sociedad de gestión de derechos para artistas e intérpretes califica a Tomás como “la última superviviente de una de las etapas más brillantes de la Danza Española, en los años 50 del siglo pasado”.
“La última vez que bailé en un escenario fue en 1979, en Las Ventas, con el Ballet Español de Luisillo y junto a mi marido”, nos cuenta por teléfono, con su característica energía y alegría, recordando aquella producción que se mantuvo con llenos diarios durante el último verano de los años setenta y que se puede ver actualmente por Youtube. “Bailé La boda de Luis Alonso, la jota de Gigantes y cabezudos, El niño judío... Ah, ¡y ese año debutó Violeta Ruiz, la ahora directora de Ibérica de Danza!”, exclama al saber que estamos en Holanda para el estreno europeo de Fígaro. Barbero de Sevilla, última coreografía de esta compañía madrileña.
“Antes, en ese año», continúa, «nos habíamos examinado por libre para sacarnos el título de Danza Española. El tribunal lo presidía Mariemma”, relata subrayando que tenía 51 años, edad a la que realizó estas pruebas en la Real Escuela Superior de Arte Dramático y Danza donde Mariemma dirigía este arte. “Nos permitió hacer juntos a Joaquín y a mí las sevillanas boleras y el baile regional. Y tengo una anécdota que siempre recuerdo. Estábamos haciendo el clásico, en la barra, nos iba a cortar y me quedé parada. Entonces, me preguntó, ‘¿qué le pasa a usted?’, y le respondí que yo me había preparado el examen completo y que iba a bailar todo porque no quería que dijeran que nos había regalado el título… Es una pena que hayan quitado estos exámenes libres, aunque tampoco me quiero meter en esas cosas…”, confiesa.
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